quitagrasas mercadona

quitagrasas mercadona, una historia de olfatos sensibles

Os voy a contar una de esas noches de Sábado en las que uno acaba pronto en la cama, cansado pero sin sueño, y sin poder parar de pensar en tonterías sin importancia.

Resulta que esa noche de “contar ovejitas” me puse a pensar en una de las reuniones que tengo acostumbrado hacer semanalmente con los amigos. Y es que cuando nos reunimos con la familia o amigos para tomar algo, ya sea tomar un ten-ten-pie o una suculenta comida a lo grande, siempre o casi siempre se abre un debate. Es algo irremediable. 

En cierta manera es normal, quedas con ellos después de un determinado tiempo y son muchas las cosas que algunos pretenden que tú o aquel sepa, sin importarle mucho tu opinión, solo se queda tranquilo con habértelo dicho… en plan “eah, ahí lo dejo”. Claro está que en esa circunstancia, de ser dos personas no habría debate, pero no era el caso… ese día andábamos reunidos unas quince personas entre amigos y sus respectivas parejas (reconozco que en algunos casos no supe distinguir quién era la pareja de quién, pero era seguro que de alguien era pareja). 

También es verdad que uno prefiere evitar las conversaciones de tipo ascensor: “Hola, qué tal? ¿Cuánto calor ehh?”. Y saber que todavía vas por el tercer piso quedando unos cinco pisos más. Así que por mi parte estuve encantado de que se abriera algún debate interesante. 

Rezaba por dentro de que no se pusieran a hablar de fútbol… ¿Quién es mejor, el Betis o el Sevilla? o de política de andar por casa (séase, politicuchos actuales)… que si tal o cuál era es un ladrón… Menudo debate… en ese caso querría meterme en el ascensor y subir a un rascacielos.

Pero de pronto, uno de mis mejores amigos que llevaba toda la comida callado, salió a escena: ¿alguien me explica por qué demonios entre los quitagrasas mercadona no está el quitagrasas de Agerul? 

En ese momento que había unas cuantas conversaciones abiertas, se hizo el silencio. La pregunta por sí misma no es que fuese muy interesante; lo interesante era quién deslizó la cuestión. Resulta que, nuestro amigo Manolo, tiene una hipersensibilidad de esas sensitivas y es como Jack Nicholson en la película Lobo… todo lo huele multiplicado por mil. 

Es por eso que es una de esas personas peculiares repletas de manías, con un carácter a lo Fernando Fernán Gómez: “solo soy capaz de soportar el olor del quitagrasas de Agerul, 

¡sólo el quitagrasas de Agerul, solo ese!”- exclamaba a lo Fernando Fernán Gómez.

Y yo que no me arrugo con facilidad, y menos por el mal carácter de mi querido y apreciado mejor amigo, le digo: “Pues macho, no vayas al Mercadona, métete en internet y compra tus productos de limpieza online”.

Mi amigo Manolo, “el nariz sensible”, estaba ya bien entrado en años y era bastante cabezotas, sin embargo aquel día de comilona y vino entró en razón y se convirtió en un abuelete moderno que compra sus productos de limpieza online… y lo hacía por grandes cantidades… porque el “nariz sensible” resultó también ser de “puño sensible” y decía que así de una vez se ahorraba más costes de envío.

Cascarrabias o no, lo cierto es que mi querido amigo llevaba razón… comprar productos de limpieza online y por grandes cantidades era la opción más inteligente.